Entrevista de la Sra. Ana Farré Menéndez, psicóloga al Sr. Oriol Lugo Rea, psicólogo y coach:
La revolución de las Terapias Neurocientíficas
Hay cantidad de modelos terapéuticos, cada uno adaptable a cada tipo diferente de persona. Más emocionales, racionales, largos… todos ellos válidos. Diferentes épocas se caracterizan por el boom de algún modelo terapéutico y con el nuevo milenio llegan pisando fuerte las Terapias Neurocientíficas. Un modelo terapéutico adaptado a los tiempos que corren, profundo, eficaz i rápido.
Adentrémonos al revolucionario mundo de las Terapias Neurocientíficas de la mano del psicólogo experto en ellas, Oriol Lugo.
Ana: Hola Oriol, háblanos sobre las Terapias Neurocientíficas. ¿Qué son?
Oriol: Estas terapias de última generación, son terapias que trabajan con los últimos avances y descubrimientos de las Neurociencias. Son más rápidas que las terapias convencionales, trabajan en niveles de mayor profundidad desbloqueando emociones tóxicas o traumas y permitiendo un reprocesamiento cerebral que perdura en el tiempo. Estas terapias con bases neurológicas están revolucionando la calidad de vida de las personas en todos los campos.
Ana: ¿Cómo surgieron éstas terapias?
Oriol: La ciencia está avanzando a pasos agigantados y uno de los campos en el que no nos hemos quedado atrás es en el de las psicoterapias. Una metáfora que nos gusta emplear es la del correo postal: si queríamos enviar una carta a la otra punta del mundo, ésta podía tarda varias semanas o meses en llegar. En la actualidad podemos enviar un email, que en cuestión de segundos llega a su destinatario. Esta es la idea de este tipo de terapias. No hace falta mantener a la persona años y años en terapia para ayudarle a resolver sus preocupaciones. Todo avanza y es importante estar a la última.
Ana: Parece increíble que puedan ser tan rápidas y eficaces… ¿cómo funcionan concretamente?
Oriol: Me gustaría responder a esta pregunta explicando las aportaciones de cada tipo de terapia. En la actualidad son cuatro las terapias neurocientíficas o neurobiológicas que tienen más renombre. La primera de ellas es el EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento a través de Movimientos Oculares), de la mano de Francine Shapiro en su descubrimiento a finales de los años 80. La psicóloga americana trabajó emulando el movimiento ocular de la Fase REM. Haciendo que el paciente siguiera con la mirada los sets o movimientos horizontales que producía el terapeuta con los dedos, podía obtener los mismos efectos reparadores que durante el sueño profundo o fase REM. Al dormir movemos los ojos a gran velocidad; este mecanismo natural permite reprocesar las experiencias vividas y además reducir o eliminar el estrés.
Más adelante, en el año 2000 surgió el Coaching Wingwave, de la mano de Cora Besser y de su marido Harry Siegmund. Esta terapia es una evolución de la anterior y combina los movimientos oculares o aleteos (en los tres niveles, arriba, en medio y abajo), además de un test Bi-Digital o test de O-Ring del, Dr. Yoshiaki Omura, que permite medir la respuesta al estrés y la PNL a través del Rapport (creando sintonía con el cliente) y del Feedback (para poder tener una comunicación fluida y en conexión constante). El Coaching Wingwave nos permite llegar a la raíz del trauma o del bloqueo, además de trabajar con objetivos o metas futuras.
En el mismo período surgieron las TIC, las Terapias de Integración Cerebral, con el Dr. Pablo Solvey y la Dra. Raquel Ferrazzano de Solvey, que sostienen que cuando sufrimos de estrés o de cualquier otra clase de dificultad, nuestros hemisferios se desincronizan. El trabajo que hacemos a través de la Técnica de los Anteojos Hemisféricos y la Técnica de Un Ojo por Vez, es estimular alternativamente el hemisferio izquierdo y el hemisferio derecho para que se vuelvan a sincronizar, logrando así un reprocesamiento de la experiencia. También sus estudios prueban que cada hemisferio percibe la experiencia de una manera particular, y que cuando los dos se integran es cuando podemos superar ese conflicto o esa perturbación.
Y por último en el año 2003, nació el Brainspotting, con el Dr. David Grand quién trabajando con EMDR descubrió los Brainspots, o puntos de acceso a la experiencia. Son posiciones oculares donde la persona manifiesta una mayor activación o carga de material emocional. Podemos detectar un Brainspot a través de una vara o puntero, explorando los distintos ejes (“eje x” en horizontal, “eje y” en vertical y “eje z” en profundidad). Una vez se conecta con la experiencia se le pide a la persona que observe esa emoción o situación sin ninguna clase de juicio (mindfulness enfocado). El trabajo de la sintonía dual (cliente – terapeuta) y la sintonía neurológica (enfocar donde está el problema y llevar los recursos disponibles para su reprocesamiento y resolución), permite que la persona pueda trabajar lo sucedido hasta que no exista ninguna sensación, emoción o pensamiento de perturbación.
Ana: Todas estas terapias son muy recientes en el tiempo, ¿Cuáles son sus puntos diferenciales con las terapias más clásicas?
Oriol: En primer lugar no trabajamos con la superficie del problema (y del cerebro). Buceamos en las profundidades de la persona para así buscar y trabajar des del origen o Escena Fundante. Para ello utilizamos varias técnicas como los tests kinesiológicos o un ligero trance hipnótico para ir hacia atrás, hacia la vida intrauterina (meses de gestación en el vientre materno) o la impronta (etapa que comprende des del nacimiento hasta los 6-7 años). Trabajar con el inicio del trauma o bloqueo permite que las demás experiencias alimentadoras pierdan intensidad. Es como quitar una mala hierba de raíz. También su rapidez y efectividad son muy liberadoras para la persona, el poder superar por ejemplo una fobia o un trastorno de ansiedad en un número muy reducido de sesiones.
Ana: ¿Y qué ocurre con el paso del tiempo? ¿Se mantienen los resultados?
Oriol: Se mantienen. El cerebro es un órgano con una gran plasticidad. Es capaz de reprocesar y de transformar esa emoción negativa y desbordante en neutra o positiva y equilibrada. No borramos la experiencia, permitimos que al desbloquear la emoción, ésta fluya y pueda transformarse en otra emoción más adaptativa. De esta manera la persona consigue reinterpretar lo vivido e incluso darle otro significado. Por ejemplo, tenemos el caso de una mujer que perdió su hermano a causa de una muerte súbita. Con esta mujer no se borró el recuerdo traumático, pero si que se consiguió transformar el dolor y la tristeza en aceptación y gratitud. La persona puede sostener a día de hoy esa experiencia y además se generó en ella una mayor resiliencia.
Ana: ¿Qué tipo de trastornos o problemáticas se pueden trabajar?
Oriol: Se puede trabajar cualquier tipo de situación, ya que cualquier trastorno o enfermedad genera un cambio neurológico que podemos reprocesar. El uso de estas terapias empieza a estar cada vez más extendido y se emplea con mayor frecuencia en casos de fobias, ansiedad, estrés, duelos, alergias, enfermedades psicosomáticas, trastornos del sueño como el insomnio u otros…
Además podemos trabajar con los recursos internos de la propia persona. Por ejemplo, cada vez más se aplica en el mundo del deporte y de las artes escénicas. Se acompaña al cliente para que se conecte con sus propios recursos. A partir de aquí, se trabaja para expandirlos y anclarlos o asociarlos a situaciones, palabras o partes del cuerpo que permitan recuperarlos y evocarlos cuando sea necesario.
Ana: Realmente se trata de una revolución a nivel terapéutico. ¿Cómo resumirías el estado actual de las Terapias Neurocientíficas?
Oriol: Estamos en el inicio de un largo y trepidante camino de avances y nuevos hallazgos. A medida que descubrimos más información de cómo funciona el cerebro, más y mejores resultados podemos obtener en el campo terapéutico. Sus resultados son tan sorprendentes que parecen magia, pero en realidad es todo cuestión de ciencia.